En el barrio universitario de Grindel, en un tranquilo patio trasero, se ha creado un maravilloso espacio para la meditación y el movimiento en un antiguo edificio de una sinagoga.
La sala tiene 90 m². Se ha renovado cuidadosamente conservando la sustancia histórica.
Su atmósfera especial se debe a las ventanas de arco redondo que dejan entrar mucha luz y permiten contemplar los verdes alrededores.
Una acogedora cocina-salón de unos 17 m² invita a tomar el té, compartir las comidas y charlar.
Dos aseos, uno de ellos con ducha, están disponibles dentro de la unidad de alquiler.
Con su arquitectura, caracterizada por elementos de estuco claros y sencillos, y su forma casi cuadrada, la habitación invita a trabajar intensamente el cuerpo, la mente y el alma.