La sala se construyó en 1899 como magnífico salón de Gottfried Löffler y data, por tanto, de la época guillermina, cuando los habitantes de la ciudad tenían mucho trabajo y en su tiempo libre se entretenían en los numerosos establecimientos suburbanos.
Tras la Primera Guerra Mundial, el movimiento obrero lo utilizó para actos educativos y culturales.
En la década de 1980, lo que hoy es el "Christian Broda Bildungsheim" se utilizó como escenario para producciones teatrales en las afueras, antes de que la sala cayera en el olvido por carecer de la infraestructura necesaria para los requisitos actuales.
Tras ser redescubierta por Hannes Eder y Aimée Klein, fue renovada a lo largo de tres años y ahora es utilizada por la compañía operadora P72 para eventos de todo tipo. Su nombre se debe a un "busto de Lorely" situado en el vestíbulo, que, al igual que el edificio, también data de 1899 y fue diseñado por un artista (?) que escribía bajo el seudónimo de "Simon".
Como el busto tiene la letra en una de las grafías habituales en la época, se adoptó esta grafía "LORELY".
Con su flexible diseño interior y su moderno equipamiento técnico, la sala ofrece hoy un marco adecuado para una gran variedad de actos. Quizá también deba mencionarse su extraordinaria acústica, que atrae a la sala a los mejores del mundo, como la Filarmónica, la Sinfónica y los músicos de la RSO, como colectivo sonoro para grabaciones y conciertos.
El período del alquiler se puede negociar con libertad